Una vecina ha querido explicar en primera persona lo que ha visto el pasado sábado en el ECL La Alcalina.
“El pasado sábado me acerqué a La Alcalina con un cajón más de libros de texto, estos sí válidos, para que pudieran ser intercambiados entre familias que los necesiten. Mi sorpresa fue cuando al llegar a la puerta me encontré una cinta de la policía local enlazada en la puerta, que estaba cerrada.
Sin entender nada, di unos pasos atrás y pude ver lo que había pasado. En uno de los cristales frontales había señales concéntricas, además de cierta tierra en el poyete. Por fuera al menos no aparecía roto. Al rodear la esquina vi como otro de los cristales laterales mostraba las mismas marcas concéntricas y, aunque el cristal por fuera se mantenía íntegro, pude ver como había cristales sobre el interior del espacio.
¿Qué había pasado? ¿Quién había actuado así? ¿Por qué?
Estas dudas me las resolvió L., vecino del barrio. La noche del viernes al sábado un pequeño grupo de jóvenes, conocidos en el barrio por su ideología ultraderechista, cargaron con bloques de hormigón y los lanzaron contra los cristales con ánimo de destrozar el local. Otro vecino del barrio que se despertó por los ruidos, avisó a la policía local, que se acercó hasta el lugar. Los agentes retiraron los bloques de hormigón de la ventana y los llevaron hasta la zona de contenedores que se encuentra al otro lado de la calle. Por precaución dejaron en la puerta las cintas de la policía como señal de balizamiento, para que el propietario supiera que había daños en el interior.
¿Qué mueve a determinadas personas a actuar así, destrozando espacios en los que las vecinas puedan llevar adelante actividades culturales y sociales, tan necesarias como solicitadas en el barrio y en la ciudad? ¿De qué tienen miedo? Después de tantos años viviendo estas situaciones, sigo sin entenderlo.
Pero mi asombro e incomprensión no termina ahí. Por la tarde bajé junto con más vecinas y vecinos del barrio a participar en el Día de la Pintura, actividad organizada en la calle en la que se buscaba mostrar algunas de las obras de artistas locales, mientras les acompañamos con nuestras conversaciones entorno a vasos llenos de café o té. Al acercarme ví dos coches de policía ya aparcados, mientras varios agentes se colocaban frente a las puertas de La Alcalina. ¿Por qué están aquí? ¿Qué ha pasado ahora? Sin saber por qué, la policía comenzó a pedir identificaciones a las personas allí presentes, sin dar explicaciones sobre su actuación y con actitud intimidatoria. Nadie entendía porqué actuaban así, cuando lo único que estábamos haciendo era estar en la calle y lo único que íbamos a hacer era realizar una actividad cultural en la calle.
Me preocupa y mucho, actitudes como las vividas ayer, en las que uno de los agentes llegó a decir a una de las personas allí presentes que “no tengo por qué identificarme, pues no trabajo para ustedes y usted para mí no es ni siquiera un ciudadano”. Permítame decirle, señor agente, que está usted completamente equivocado; y permítame extenderle mi preocupación a sus superiores, quienes no les están dando la formación adecuada sobre la legislación actual para evitar cometer errores en el ejercicio de su función. Leyes que usted y sus compañeros deben hacer cumplir y, por tanto, leyes que debería conocer.
Después de varios momentos de tensión vividos, con intimidación incluida a la fotógrafa del diario local que estaba realizando su trabajo, se marcharon los agentes y pudo comenzar la actividad programada. Sorprende como los artistas son capaces de transformar un espacio en blanco con toda una lluvia de colores, trazos, formas, expresiones…
Gracias por facilitar este espacio y acercar la cultura al barrio, espero que pueda repetirse de nuevo esta actividad, con más participantes”
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